Memorias Resentidas

Solía pensar que el que otras personas lo amaran me sacaba algo. Quería ser la única y resentía todos sus recuerdos.

Solía pensar

que el que otras personas lo amaran

me sacaba algo.

Quería ser la única

y resentía todos sus recuerdos.

 

Años atrás, en un viaje a Hawaii,

conocimos a un hombre desnudo

que vendía joyas

en la carrocería de su camioneta

compré dos piezas

pero una era muy grande

así que nos invitó a volver a su casa

para que su esposa la repare.

 

Mientras esperábamos

nos sirvió pan crudo de semillas

té verde y hierbas frescas

y el hombre sacó un álbum de fotos.

 

“¿Puedo mostrarte a mis amores?”

preguntó,

y convenimos de buena gana.

 

Abrió el álbum

y empezó a pasar las páginas:

estaba lleno de imágenes

de mujeres hermosas

de todos los colores, formas y tamaños

 

Y empezó a hablar…

 

“Esta es Tanya,

ay, Tanya, siempre supo cómo detener el tiempo,

cuando estaba con ella

sabía que todo siempre estaba bien.

Sara… y, Sara era asombrosa,

una bailarina, cómo movía su cuerpo,

me quitaba el aliento.

Laura, me robó el corazón,

nunca conocí a una chica tan inteligente y amable,

podíamos reírnos juntos por horas, sin parar.”

 

Siguió

hoja tras hoja

tras hoja tras hoja,

historia tras historia.

 

La sonrisa en su rostro

era de un hombre en éxtasis.

 

Pero me sentí increíblemente

incómoda.

 

Su esposa estaba allí

¿y él compartiendo cosas sobre mujeres

anteriores a ella?

 

De todo lo que sabía

esto era un no, no

un gran no, no, no.

 

¿No se supone que actuemos

como si la persona con quien estamos

fuese la única en nuestra vida?

 

Pero miré el rostro de su esposa

y ella estaba iluminada y sonriendo

al verlo en tanta dicha.

 

Así que empecé a hacer preguntas…

 

Habían estado juntos durante once años

viviendo en esta parte remota de Hawaii

con muy poco contacto exterior

Pasaban sus días haciendo arte y amor

y parecían más felices

que cualquier otra persona que yo conocía.

 

Luego de una hora,

acumulé el valor

de preguntarle…

 

Cómo la hacía sentir que él

hubiese estado con todas estas mujeres

y que compartiera sus fotos

 

Ella rió sin titubear

y me sonrió, sabiendo:

“Bueno, él ama a las mujeres”,

dijo,

“así que me agrada que haya tenido tantas”

 

Se me empañaron los ojos

dándome cuenta,

que no es así como yo me sentiría

no es así como me sentía.

 

La parte sobre despedirse

de una relación

que se aferra a mi corazón

es mi miedo a ser olvidada.

Y ese miedo es mayor

con quienes han estado en varias

porque entonces sólo soy, literalmente,

una de muchas,

olvidada con mayor facilidad en la multitud del amor

las posibilidades definitivamente están en mi contra

o eso imagino.

 

Siempre tuve conflictos sociales

y con la intimidad

así que las personas que son cercanas,

realmente cercanas,

son pocas y distantes.

 

Así, muchos de los hombres

con los que estuve

o de los que estuve cerca

han tenido muchas más relaciones que yo

y definitivamente muchas más amantes

 

Así que siempre me sentí

fácilmente reemplazable

fácilmente olvidada

 

En este punto de mi vida

había besado

a tantos hombres como dedos tengo

y aquí estaba él, mostrándome

un libro de mujeres

a las que amó,

ni siquiera conozco tanta gente.

 

Así que le pregunté…

si tuvo tantos novios como él

a lo que respondió

“Ay, no, para nada”

 

Explicó

crecí en Suecia

y realmente no entendía mi sexualidad

hasta cerca de los cuarenta años.

 

Tenía miedo de los hombres

y evitaba la intimidad.

 

“Hasta que lo conocí”,

dijo

señalando al hombre

que aún miraba sus fotos, feliz.

 

“Oh”, dije

maravillada de su fortaleza

 

Yo sería tan increíblemente insegura,

pensé para mí misma,

nunca estaría con alguien

que hubiera salido con tantas.

 

Ella puso su mano sobre mi hombro

y como si pudiese oír

lo que estaba pensando

me dijo,

 

“Siempre existirá una sola yo,

una sola vos.

No necesitamos preocuparnos por competir

ya hemos ganado todo,

vos sos vos, únicamente vos.”

 

Mis ojos se llenaron de lágrimas

y pedí usar el baño

 

Recuerdo observar en el espejo

secando las lágrimas con cuidado

para no arruinar mi máscara

y pensando para mí…

es verdad

no puedo discutir

siempre hay sólo un ejemplar de cualquier persona

pero qué si no soy

uno suficientemente bueno…

 

Nos fuimos

y esa noche

tomamos tequila, y contamos historias

 

Le pedí a mi novio en ese momento

que me cuente

acerca del amor antes de mí

 

Al principio era difícil

sentí mi estómago en mi garganta

y mi corazón bombeaba rápidamente

 

Pero enseguida

estábamos los dos sonriendo

y sí, llorando a veces

 

Era tan increíblemente sanador

escuchar sobre lo que ayudó a dar forma

al hombre del cual yo estaba tan enamorada ese día.

 

La envidia puede envenenar todo.

 

Se nos enseña a comparar

y competir sin fin.

 

Se nos enseña que el amor es limitado

y que cuando alguien tiene algo

nos lo quita

Nos mantiene tratando de controlar

lo incontrolable

Nos impide sacar el foco

de cosas pequeñas e insignificantes

que drenan nuestra energía vital.

Y nos mantiene distantes

y sin conexión

incluso cuando nos relacionamos.

 

Mantenemos secretos

por miedo al castigo,

o aún peor

por miedo a que nos vean.

 

Pero veo otra posibilidad

y es una que tuve la suerte

de vivir

 

En donde dejamos ir

lo que se nos contó

y diseñamos relaciones

que reflejan nuestros valores

 

Donde nos apropiamos de nuestra humanidad

y sí, cuánto miedo nos dan los celos

 

Las relaciones donde elegimos

compartir lo que es verdadero.

 

Porque esta verdad

es más importante

que quedarnos con alguien,

o con cualquier cosa

 

Porque

cuando no somos nuestra verdad

Podemos perder

lo más importante

nuestra propia persona.

Fuente:https://web.facebook.com/emilyjoyrosen/photos/a.217918601714615.1073741828.187837951389347/649869821852822/?type=3

Traducción:Sergio Escobar

Edición:DemonWeb

About the author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.